miércoles, 27 de mayo de 2015

La Decepción

A mí, como supongo que le habrá pasado a otras muchas personas, he sufrido decepciones. Las que más duelen son las de los seres queridos, familia, amigos...

Al final te llevas tantas que decides no esperar nada de nadie, es decir, pierdes la confianza y cuando eso ocurre es muy difícil recuperarla. 

El sentimiento de desconfianza puede ir unido al rencor y al no querer perdonar. Cuando sufres una decepción porque has depositado tu confianza en alguien y este la ha roto, uno al principio se siente aturdido, como si le hubieran dado una bofetada tan fuerte que no sabe dónde está. 

Después piensas: ¿Qué hago? ¿Me enfado, grito, me pongo triste, dejo de hablar a esa persona, la perdono y hago como que no ha pasado nada?

Yo, directamente me aplico un consejo que le he dado muchas veces a mis amigas: "No esperes nunca nada de nadie, vivirás más feliz".

Tendemos a idealizar a las personas, a creer que nos va a proteger, a ayudar, a estar allí pase lo que pase, a defendernos, a darnos cariño, a ser nuestros fieles caballeros andantes... Pero nada de eso.

Así que, lo mejor que podemos hacer, es aplicar todas estas acciones a nosotros mismos: protegernos, ayudarnos, defendernos, darnos cariño, sernos fieles a nosotros mismos y así, cuando no suframos por nuestras carencias y dejemos de buscarlas en los demás, a lo mejor dejaremos de decepcionarnos.




miércoles, 20 de mayo de 2015

La Sencillez

En los tiempos que vivimos hoy en día es muy difícil ser sencillos, pues lo queremos todo: una casa grande, un coche potente, los trajes y perfumes más caros, joyas de marca...

¿Pero para qué nos sirve todo eso? ¿Para acumular, para guardarlo en un cajón? ¿Para presumir y dar envidia a los demás? ¿Para aparentar una clase social?

A mí me gusta la sencillez, pues me parece mucho más elegante una persona sencilla, la que disfruta de un paseo por el campo, de la visión de las estrellas, la que se para a mirar las flores de un jardín, las huele pero no las arranca. La que disfruta del sol, la luna, la brisa veraniega, la compañía de su mascota, sus amigos, su familia.

La que se compra un paquete de pipas y una lata de refresco y se tira las horas muertas hablando con su mejor amiga.

La que disfruta del silencio de la tarde cuando todos duermen la siesta.

Esa que valora una caricia, una mirada, un "Te quiero", más que a nada en el mundo y lo guarda en su memoria para revivirlo una y otra vez.

La que se queda ensimismada y viaja con su imaginación, pues no tiene dinero para viajar de verdad.

La que, en definitiva, se hace compañía a sí misma y encuentra consuelo en el fondo de su alma.

Inma Martín (Amrit Nam Kaur)