domingo, 12 de julio de 2015

De donde surge el respeto

Cuando una persona respeta a las demás es porque se respeta a sí misma. Se ama, se cuida, lucha por mantener su paz, su autoestima y al sentirse totalmente bien consigo misma puede hacerlo también con el resto, aunque no esté de acuerdo con sus valores o su comportamiento. De ahí pues es de donde surge el respeto.

Cuando alguien es irrespetuoso, altamente inconformista e incluso quejica, suele ser porque necesita engrandecer su ego, para sentirse vivo y al tiempo superior.

Querrá tener la razón siempre, porque puede que dude de su propia opinión, será quejica porque probablemente haya sido criticado desde niño.

Tiene que aparentar ser fuerte , decidido, seguro de sí mismo para hacerse respetar. Pero hay veces que estas personas se derrumban, se quitan la máscara en su intimidad y descubren que son sujetos plagados de miedos, desconfianzas, apegos, complejos, etc, y todo ello provoca un humor oscuro.

Quizás una voz les susurre que no lo valen y tienen que hacer que el resto tampoco.

Sienten que han de estar más pendientes de los demás que de ellos mismos para ver sus reacciones hacia ellos, sus palabras, si lo admiran o rechazan. 

Puede parecer paradójico, pero cuanto más pendiente está una persona del resto, más egoísta es, o más bien egocéntrica. Se cree que es un sol que pude atraer a los demás como si fuesen planetas, bajo el influjo de su gravedad. 

No se conocen a sí mismos a sí mismos y por eso fingen ser alguien que no son. 

Pero cuando te conoces, todo cambia. Tu seguridad hace que permanezcas en un estado de paz en el que sientes que no es necesario demostrarle nada a nadie. Tú tienes tus ideas y respetas las del resto sin más, sin entrar al trapo en ningún tipo de discusión, porque es más importante la paz interior que quedar por encima de cualquiera. 





La Superficialidad

Vivimos constantemente en la superficie de la vida, siendo presas de lo material, lo perecedero, la belleza sin más, pensando que esto nos dará la felicidad. 

No nos enseñan a mirar el interior, sobre todo el nuestro, a empatizar con otras personas, a ser conscientes de que cada uno es un individuo pero al tiempo somos uno.

Me terminé dando cuenta de que las personas más superficiales son las que no han aprendido a mirar en su interior, las que no se conocen a sí mismas. 
Son egoístas, egocéntricas, prepotentes, creyéndose superiores a los demás. Algunas narcisistas, otras competitivas, así se pasan la vida intentando humillar al que tienen al lado para parecer ellos mejores. 

Todos, absolutamente todos tenemos defectos, pues la perfección no existe y si existiera un ser así, sería uno que reconocería y admitiría sus defectos e intentaría mejorarlos. 

Las personas superficiales parecen tener miedo de sí mismas y por otra parte de que los demás los vean tal cual son y piensen que son unos pobre mediocres.

Hace poco leí, que realmente nadie es especial, cada uno tiene sus propias cualidades que le hacen de una u otra manera. Pero a los humanos nos encanta encasillar a las personas , enaltecer a unas y degradar a otras.

Siempre estamos viendo la paja en el ojo ajeno, como si nosotros fuésemos perfectos. Pero tras estas críticas, lo que hay es una gran inseguridad y falta de amor propio, pero en lugar de hacerlo patente, preferimos esconderlo tras una máscara de superficialidad, mostrando a los demás "Lo mucho que nos queremos a nosotros mismos". Pero... ¿De verdad lo hacemos?  

Por Inma (Amrit Nam Kaur)