lunes, 4 de noviembre de 2013
Electroencefalograma: Ritmos cerebrales, percepción y Meditación.
Los procesos cerebrales siguen siendo una incógnita casi total para la ciencia. Pero hay algo que sí podemos afirmar, los cuatro grandes planos de frecuencia de ondas electromagnéticas cerebrales que nos muestra un electroencefalógrafo.
-Ondas Delta: de 0.5 hasta 4 Hz.
Es el estado de conciencia que presentamos cuando dormimos, pero sin sueños (estado paradójico). El ritmo delta es el del descanso con amnesia, es el ritmo que mimetiza con la hipnosis profunda.
-Ondas Theta: de 4 a 8 Hz.
Es un estado de conciencia que se caracteriza por su alta creatividad y emotividad. Es el estado hipnagógico, en que aparece en el umbral del sueño. En este ritmo la persona es consciente de cuanto ocurre, hay comunicación fluida entre los dos hemisferios cerebrales.
-Ondas Alfa: de los 8 a los 14 Hz.
Es un estado de conciencia que se caracteriza por su gran paz y tranquilidad. Es el que corresponde a una buena relajación.
-Ondas Beta: de los 14 a los 35 o 50 Hz.
Es el que corresponde al estado de vigília. Es un estado tenso y de alarma que implica acción física o mental. Es el estado que nos lleva a ver que hay algo fuera de nosotros, algo que nos es ajeno. Este en contraste con los otros tres grupos de ritmos que son subjetivos, no perciben la realidad externa, la los tres todo está dentro de nosotros.
Las Ondas Gamma y la Meditación
El proceso de la meditación , así como el impacto que ésta tiene sobre nuestro cerebro, es muy poco conocido desde el punto de vista científico
Las ondas gamma , son un tipo de patrón de ondas cerebrales asociadas con la percepción y la consciencia. Se producen cuando grandes conjuntos de neuronas emiten señales eléctricas a una frecuencia aproximada de 40 pulsos por segundo (es decir, 40 hercios, abreviado Hz). No obstante, las ondas gamma pueden tener una frecuencia que oscila entre los 26 y los 70 Hz. Por definición, las ondas gamma comienzan a manifestarse a partir de una frecuencia superior a 24 Hz, si bien se ha comprobado que las actividades cognitivas de más alto nivel tienen lugar cuando la frecuencia de las ondas gamma se incrementa hasta los 40 Hz. Este tipo de ondas están presentes asimismo durante el sueño REM. En algunos textos no se citan las ondas gamma como tales, sino que se las incluye dentro del conjunto más general de ondas beta.
Las ondas gamma participan, pues, en las actividades mentales de más alto nivel. En momentos de reflexión cognitiva, por ejemplo durante la percepción, se producen periodos transitorios de pulsos sincrónicos de ondas gamma, en los cuales conjuntos completos de neuronas de diferentes partes de cerebro experimentan una actividad eléctrica gamma de forma sincrónica. Algunos estudios recientes han sugerido que la capacidad de introspección mental y de resolución de problemas está relacionada con el aumento de frecuencia de 20 a 40 Hz. Por último, se cree que las ondas gamma podrían ser la explicación al conocido enigma de cómo es posible la presencia de una percepción unitaria a pesar de la existencia de múltiples zonas de cerebro que presentan actividad relativamente independiente (es decir, cómo puede nuestro cerebro procesar en diferentes áreas cerebrales los datos provenientes de los diferentes sentidos y sin embargo ser capaz de integrarlos como una unidad).
Al parecer, la mayoría de los estudios sugieren que las ondas gamma podrían jugar un papel crucial en la sincronía neuronal en procesos mentales como la atención, memoria de trabajo, aprendizaje o percepción consciente. Así, cuando estas descargas neuronales se sincronizan entre sí se generan redes transitorias que integran los procesos neurológicos diseminados a lo largo de cerebro en funciones de más alto nivel de carácter cognitivo y afectivo. Es importante resaltar que este patrón de actividad es capaz de inducir cambios sinápticos, es decir, cambios estructurales y físicos duraderos en la forma en la que las neuronas se conectan entre sí.
Todo acto cognitivo implica la coordinación de numerosas regiones neuronales. La coordinación se basa en la formación transitoria de grupos de neuronas que son sincronizados en sus fases (sus ondas “suben y bajan juntas”). Cuando las ondas cerebrales suben y bajan al mismo tiempo en la misma frecuencia, se da la sincronía.
Las sincronías revelan que la actividad cerebral se realiza de forma simultánea en distintas zonas del cerebro y que se va progresivamente integrando el conocimiento. La conciencia estaría, pues, en las interfases. Esta sincronía de fases crea la coherencia y la unidad.
Por lo tanto, una de las estrategias que utiliza la neurociencia para estudiar los procesos mentales relacionados con el entrenamiento mental es el estudio de la sincronía neural y de las ondas cerebrales.
-Metodología del estudio
En el estudio que describimos en este artículo participaron ocho practicantes budistas veteranos (con una edad media de aproximadamente 49 años), junto con 10 voluntarios sanos estudiantes (con una edad media de aproximadamente 20 años).
Los budistas habían realizado su entrenamiento en las mismas tradiciones tibetanas Nyingmapay Kagyupa durante un periodo de 15 a 40 años, lo cual equivale a un número de horas de entrenamiento mental o meditación muy elevado (entre 10.000 y 50.000 horas de práctica). Para calcular este número de horas, los autores contabilizaron cada día de retiro como 8 horas de práctica.
Los sujetos que actuaron como controles (voluntarios sanos) no tenían experiencia previa en la práctica de la meditación, pero sin embargo sí presentaban un cierto interés en la meditación. Así, los controles realizaron una formación de una semana en meditación antes del inicio del estudio.
La técnica elegida para la determinación de las ondas cerebrales fue la técnica estándar, es decir, el electroencefalograma (EEG). El electroencefalograma es una exploración neurofisiológica que se basa en el registro de la actividad bioeléctrica cerebral en condiciones basales de reposo, en vigilia o durante el sueño. También se puede realizar un EEG durante diversas actividades, como por ejemplo durante la meditación, tal como se llevó a cabo en este estudio.
Los participantes se colocaron en la máquina para realizar electroencefalogramas. Durante los primeros 20 segundos de registro electroencefalográfico, se solicitó a los participantes que entraran en meditación. Concretamente, se les solicitó que realizaran una meditación sin objeto, que podría ser descrita como la generación de un estado mental de “amor y compasión incondicionales”. Tanto los monjes budistas como los controles sanos realizaron el mismo tipo de meditación.
-Tipo de meditación utilizada en el estudio
El estado de amor-bondad y compasión incondicionales suele ser descrito como “una disposición y disponibilidad incondicionales para ayudar a los seres vivos”. Se trata de un tipo de práctica que no requiere concentrarse en objetos particulares, ni en recuerdos o imágenes. Así, el estado que surge cuando “la benevolencia y la compasión inundan la mente como forma de vida” se denomina “compasión pura” o “compasión no referencial”.
Durante la semana previa a la realización del electroencefalograma, los controles practicaron la meditación durante una hora diaria. Durante estas sesiones, se indicó a los controles que pensaran en alguien por quien sentían algo especial , como por ejemplo sus padres o su pareja, para posteriormente dejar que su mente fuera invadida por un sentimiento de amor o compasión hacia esas personas (también se les solicitó que imaginaran una situación triste y desearan que las personas que estaban sufriendo fueran liberadas de su sufrimiento). Después de varias horas de práctica, se solicitó a los controles que intentaran generar dicho sentimiento hacia todos los seres vivos sin pensar específicamente en ninguno en particular .
Durante el tiempo en el que se registró el electroencefalograma, tanto los controles como los mojes budistas se concentraron en sentir este estado de amor-bondad y compasión.
-Resultados
Durante los periodos de meditación, el electroencefalograma de los practicantes budistas comenzó a mostrar oscilaciones gamma de alta amplitud, que no estaban presentes durante el periodo previo a la meditación (es decir, en condiciones basales o de reposo). La amplitud de estas ondas, es decir, el volumen de las mismas, se incrementó conforme transcurría el tiempo durante la práctica de meditación.Imagen
El hecho de que los dos grupos (es decir, practicantes budistas y controles sanos) tuvieran una edad media diferente no pareció justificar las diferencias encontradas en el electroencefalograma (se utilizaron técnicas estadísticas específicas para comprobar esta posibilidad).
Por lo que respecta a las diferencias entre los dos grupos en cuanto al trazado electroencefalográfico basal (en ausencia de meditación), los practicantes budistas presentaron una proporción superior de ritmos oscilatorios gamma (en lugar de ritmos oscilatorios lentos) en comparación con los controles. Esta diferencia entre ambos grupos todavía se acentuó más durante la práctica de la meditación, y persistió en los periodos de reposo tras las fases de meditación.
Al igual que la proporción de ritmos oscilatorios gamma, el tamaño de los patrones de sincronía fue superior para los practicantes budistas que para los controles. Según los propios autores del artículo, esto sugiere que “ la práctica de la meditación produce un estado de coordinación mental a gran escala” . Al parecer, la cantidad de horas de práctica podría ejercer una influencia sobre estos parámetros.
-Conclusión
Los resultados de este estudio constatan la existencia de oscilaciones gamma y sincronías de fase a largas distancias en el cerebro que se producen durante el estado de meditación en forma de compasión no referencial.
Como dijo el Prof. Francisco Varela en una Conferencia desarrollada en Madrid el año 2001 sobre “Integración Neuronal y el problema de la conciencia”:
La conciencia sigue siendo un problema muy difícil de resolver. Los grupos neuronales no tienen conciencia, sino que más bien es el sujeto entero el que la tiene. La conciencia aparece en la regulación con el cuerpo entero, en relaciones sensorio-motoras con el mundo y en una red inter-subjetiva de acciones y de lenguaje. La conciencia no está en la cabeza, el correlato neuronal-conciencia es ilusorio…
Otros estudios previos se han focalizado en técnicas de meditación que consisten en técnicas de concentración voluntaria (por ejemplo, en un objeto, o en la repetición de un mantra, o simplemente en la respiración). El tipo de meditación estudiada en este estudio difiere de forma importante de las otras técnicas meditativas, ya que la meditación sin objeto (“no referencial”) trata de cultivar un estado del ser. Así, en la meditación sin objeto el elemento intencional u orientado hacia el objeto se va disipando durante la meditación. Esta disipación se consigue permitiendo que la misma esencia de la meditación que se practica (la compasión en este caso) se convierta en el único contenido de la experiencia, sin focalizarse en ningún objeto o elemento en especial. Esta técnica permite al que la emplea dejar que este sentimiento de bondad amorosa y compasión inunde su mente sin dirigir la atención a ningún objeto en particular.
Por lo tanto, las diversas técnicas de meditación se asocian a diversos patrones funcionales a nivel cerebral, si bien este es un tema poco estudiado hasta la fecha.
Curiosamente, la presencia de actividad gamma de alta amplitud no es un fenómeno que se haya descrito mucho en la literatura, ya que suele darse sobre todo en ciertas condiciones patológicas, como en la epilepsia. Sin embargo, en este caso este patrón de ondas cerebrales no se asoció a patología alguna.
El incremento gradual de la actividad gamma durante la meditación entra en consonancia con la visión de que la sincronización neural, en tanto que fenómeno de conexión en red, requiere un tiempo para desarrollarse que es proporcional al tamaño del conjunto de neuronas en sincronía. La presencia de este incremento gradual corrobora las experiencias de los practicantes budistas acerca del transcurso temporal de la práctica de la meditación. Así, lo habitual es que la transición desde el estado inicial neutral hasta el estado meditativo no es inmediata, sino que suele requerir entre 5 y 15 segundos, dependiendo de la persona. La presencia de sincronía a nivel de las frecuencias gamma que se encontró en este estudio podría reflejar este cambo en la cualidad de la conciencia momento a momento, tal como indicaban los practicantes budistas. De hecho, muchos modelos explicativos de la conciencia coinciden en este aspecto .
Además de las diferencias observadas durante la meditación, los autores hallaron diferencias en el EEG entre los dos grupos durante el estado de reposo previo a la meditación. Según los autores, no es sorprendente la existencia de dichas diferencias ya desde el estado de normalidad o reposo, ya que la finalidad de la práctica de la meditación es la de transformar este estado basal de reposo y disminuir las diferencias entre el estado de meditación formal y el estado normal de vivir.
Estas diferencias encontradas respecto al estado de reposo sugieren que la práctica continuada de la meditación puede causar modificaciones en el estado habitual de reposo del cerebro. No obstante, todavía estamos lejos de comprender las consecuencias funcionales que conlleva el mantenimiento a largo plazo de una actividad cerebral gamma mantenida. La próxima pregunta a resolver es: ¿qué ocurre en el cerebro de las personas que practican este tipo de meditación durante toda su vida? Hasta que la ciencia logre desentrañar por completo este misterio, habremos de encontrar nuestra propia respuesta en los ojos de Matthieu Ricard.
(http://www.e-digitalis.com/articles.php?id=74)
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