Hoy quería escribir algo sobre el
perdón y el olvido pues creo que se trata de algo muy difícil de hacer.
De pequeños nos han enseñado a
pedir perdón cuando nos peleábamos con nuestros hermanos o con los amiguitos, y
en seguida escuchabas, "¡Venga, daos un beso y pedíos perdón!” Pero
realmente no era una disculpa sincera, simplemente lo hacías para obedecer, no
era un perdón verdadero, pero cuando se es niño, el rencor dura poco y en
seguida las riñas se olvidan y en cuestión de segundos a seguir jugando tan
contentos.
Sin embargo a medida que se va
creciendo, el tema del rencor y el perdón se va tornando cuesta arriba,
empezando por la adolescencia. ¿No os ha pasado que en la actualidad recordáis
algo que os sucedió estando en el instituto e incluso en el colegio y de
repente descubres que le guardas un rencor terrible a una persona que incluso
la habías perdonado? O al menos eso era lo que tú creías. Entonces lo que
sucede es que has perdonado pero no olvidado, por lo tanto no has perdonado
realmente, si no que actuaste como lo hacías cuando eras pequeño, “Bueno, le
perdono porque es lo que hay que hacer y ya”.
Lo peor de perdonar y no olvidad es
que cuando tienes un primer recuerdo desagradable, en seguida vienen otros
veinte detrás de este y te encuentras con una cadena de pensamientos que cursan
así: “Es que fulanito me hizo esto, menganita me dijo lo otro, este me insultó,
este se rió de mí, y un largo etc”. Cuando se tratan de personas ya lejanas en
el tiempo y que ni siquiera tienes contacto con ellas en la actualidad resulta
ridículo. Esos son los recuerdos que primero hay que perdonar y olvidar. Luego
viene la segunda parte, ¿Y si el rencor se lo guardo a un familiar, un amigo o
un compañero de trabajo? Estos casos son los que causan más dolor y resultan más
dañinos. Te paras a estudiar el asunto en cuestión y ver si realmente merece la
pena estar enfadado y hay veces que te das cuenta de que el rencor que guardas
es una auténtica tontería. Otras no lo ves tan claro, te puede parecer una injusticia
lo que te han hecho o te están haciendo, así que una de dos: o lo hablas
claramente con la persona sin necesidad de alterarte, o cortas por lo sano y te
alejas del temas o de la persona, te das un tiempo para perdonar, olvidar y ver
qué motivos tenía esa persona para actuar de una manera y tú hacerlo de otra.
Muchas veces puedes sentir un dolor
en el corazón inmenso, porque primero has estado muy, muy enfadado, todo cuerpo
se calienta e incluso llegas a sentir dolor de cabeza, pero después, y no a
todo el mundo le pasa, te sientes triste, porque no sabes cómo perdonar aunque
tu realmente lo desees. A veces uno piensa, “Es que si perdono a esta persona,
me voy a traicionar a mí mismo porque lo que me ha hecho va en contra de todo
lo que yo soy”. Bueno, entonces, perdona no por hacerle un favor a esa persona,
si no por ti mismo. Si no lo haces es probable que día tras día aparezca la
situación en tu cabeza y estés cada vez más enfadado o triste.
Yo por eso utilizo mucho la técnica
del Hoponopono que consiste en pensar en la persona/as y decir “Lo siento,
perdóname, te amo, gracias”. Y aún así cuesta mucho, porque hay una fracción de
tu mente que se rebela y dice: “¡¡¡¿Pero por qué *%$& tengo yo que perdonar
a este individuo con todo lo que me ha hecho?!!! Pues no empieces perdonando a
la persona, empieza por el acto en sí, es como la frase que dice: Odia el
pecado, ama al pecador. Y lo sé, es muy, muy, muy difícil perdonar cuando te
has sentido pisoteado, estafado, humillado, insultado, y un larguísimo etc, que
puede continuar hasta el infinito y dar la vuelta. Pero oye, es mejor olvidar y
disfrutar de tu propia vida que malgastar el tiempo, las energías y encima
maltratar a tus neuronas pensando en algo que no merece la pena.
es justo lo que necesitaba escuchar hoy :-) mil gracias y muchas bendiciones
ResponderEliminarTal vez lo escribí para que tú lo escucharas. ; )
ResponderEliminarBendiciones para tí también, Luz.
es todo lo que necesitaba oir. mil gracias . sus palabras han venido en el momento exato
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