Dicen que hay tres tipos de deja vu: el ya visto, el ya sentido y el ya visitado.
Pues bien, os voy a contar mi experiencia más larga e intensa de deja vu.
En el verano del 2008, me fui de viaje con mi madre a Italia, y no hacía más que tener deja vus, de casi todos los sitios que visitaba, teniendo la sensación de haber estado allí antes.
Y no solo me pasaba en las visitas.
Uno de los días que íbamos en autocar, de camino a la Toscana, circulábamos por una carretera que atravesaba un frondoso bosque lleno de pinos y de cipreses. Me quedé anonadad mirando el bosque y sintiendo que había visto ese mismo paisaje no una sino muchas veces.
Pero el lugar donde más tuve, fue en la ciudad de Florencia.
Llegamos una mañana nublada que amenazaba tormenta. Todas las iglesias y angostas calles parecían ya haber sido visionadas por mis ojos y pisadas por mis pies. Me sentía muy extraña y a la vez emocionada, pero la experiencia más vivida, que incluso llegué a sentir "miedo", fue en un restaurante en el centro de esta misma ciudad.
Al terminar de comer, me fui al baño, y al entrar me quedé parada mirándolo: la paredes, los lavabos, el espejo. De repente, sin saber porqué, y sin apartar la mirada del espejo, supe que a mi izquierda había una ventana que daba a un pequeño patio. Me giré y ahí estaba la ventana, fui hacia ella, la abrí, ¡y ahí estaba el patio!
Ya os digo que era un día nublado, y que al entrar al baño, al no ver luz natural, pensé que no había ninguna ventana, y menos aún que diera un patio con las características y las dimensiones que yo había visualizado antes en mi mente. Como si semanas antes hubiera soñado con esa misma escena.
Fue algo realmente extraño.
Visité muchas ciudades pero fue en Roma y en Florencia donde más experiencias de este tipo tuve. Incluso cuando la guía de Florencia hablaba sobre la historia de los Güelfos y los Guibelinos parecía ya saber los detalles de antemano.
Me paraba a mirar estatuas, no tan famosas como el David de Miguel Ángel, y parecía conocer, cada arruga de su rostro, cada tirabuzón de sus cabellos.
Era como haber visitado mil veces la ciudad. . .
Atravesamos un gran puente sobre un río y me quedé unos minutos observando el paisaje, el agua, la forma del puente. ¡UN DÍA ENTERO DE DEJA VUS!!!
Los científicos ahora están investigando este fenómeno, que ha sido relacionado en otras ocasiones con fenómenos temporales de epilepsia, la ciencia no ha descubierto todavía los mecanismos que pueden provocar esta vivencia subjetiva, que no puede compartirse con otras personas, que es fugaz para la memoria y sutil para la investigación médica.
Las hipótesis que avanza la ciencia para explicar este fenómeno son diversas. Psicólogos y neurólogos consideran el déjà vu como una alteración de la memoria. Los psicoanalistas piensan que es resultado de los sueños diurnos y de las fantasías inconscientes de la persona.
También se relaciona con una alteración de la percepción o como un error en el procesamiento cerebral del tiempo, una especie de incapacidad temporal para establecer una secuencia lógica de los episodios percibidos.
Otra aproximación la considera como una experiencia catalogada como falsa memoria, según la descripción realizada por Elizabeth F. Loftus, de la Universidad de Washington. Uno de los artículos emblemáticos de la literatura científica sobre el déjà vu lo publicó Scientif American en 2002, en el que se explica que Freud lo consideraba una fantasía del inconsciente.
El artículo expone también una aproximación “holográfica”: según el psiquiatra holandés Herman Sno, los recuerdos se acumulan en forma de hologramas y cuando la memoria acude a ellos, puede fabricar un recuerdo completo a partir de un pequeño detalle, originando la sensación de que la experiencia ya era conocida.
Según esta hipótesis, actualmente la más extendida, el cerebro memoriza los recuerdos de tal manera que cualquier detalle de una escena, como el olor, color o sonido, permite acceder a todos los detalles de la escena recordada, según el principio holográfico de que el todo está reflejado en cada una de las partes.
Por eso ocurre, según esta hipótesis, que cuando en una experiencia nueva el cerebro identifica un detalle asociado a otra experiencia anterior, incorpora los sentimientos vividos en la primera experiencia produciendo la sensación de que la estamos viviendo por segunda vez.
Realmente no se si el deja vu está provocado por un fallo a nivel cerebral. Yo, después de mi experiencia, lo dudo mucho. De echo, desde ese viaje, no he vuelto a tener ninguno, y si lo he tenido no lo recuerdo.
¿Quién sabe si en otra vida estuve allí? O simplemente mi alma lo visitó en sueños.
Sea lo que sea, me pareció una experiencia fantástica.
Amrit Nam Kaur
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