domingo, 28 de octubre de 2012

ENSÉÑAME-PÁGAME




Este año, como todos sabemos, está siendo especialmente duro para la escuela pública y para la enseñanza en general.
Padres que pagan precios desorbitados por los libros y materiales de sus hijos, precios igualmente altos para pagar la matrícula de la universidad pública, posgrados, masters, etc, y en esto no se están quedando a tras las escuelas espirituales.
En mi vida me han hecho pagar un precio de semejante altura por recibir catequesis, pero si quiero saber qué efecto va a tener sobre mi cuerpo, mi mente Y MI ESPÍRITU, determinada respiración, determinada postura, o cierto mantra. . . me dirán: PÁGAME ANTES Y LUEGO TE LO ENSEÑARÉ.
Cuando yo doy clases de yoga a mis alumnos, el precio que ellos están pagando es por la sala, y porque yo les esté guiando en sus ejercicios, les controle el tiempo de los mismos, les dirija una meditación y les enseñe a cantar mantras. Pero mis clases no se quedan ahí. Yo LES EXPLICO TODO! O por lo menos lo intento. Les cuento qué es un chakra, que son las energías prana y apana, qué significa la palabra yoga, qué efectos tiene un mantra sobre ellos, qué sucederá cuando mediten a largo plazo, qué son los 10 cuerpos, los nadis, los bandas, el tapa, y un largo etc.
Podréis pensar que yo no estoy obligada a enseñar estas cosas en una clase de yoga, pero he de decir, que YO NO SOY UNA INSTRUCTORA, YO SOY UNA PROFESORA, y por eso tengo que hacer entender a mis alumnos lo que están haciendo.
Ahora, no se a quien se le ha ocurrido decir que yo no soy una Profesora, si no una instructora. . . Pues bien, a esa o esas personas, me gustaría decirles, que ni si quiera soy una Profesora. . . SOY UNA TERAPEUTA. Un instructor o un profesor, no utilizan su campo energético, su cuerpo, su alma, su espíritu, y sus capacidades curativas para dar una clase de yoga o taichí.
Yo pretendo sanar a la gente a la que enseño a través de mis palabras, de mis obras, de mis silencios, de mi aura, de mi mirada y desde el amor que procede desde lo más profundo de mi corazón. Y a mí esto me lo han enseñado los maestros que me enseñaron yoga en centros culturales y en sus humildes salones de yoga, sin cobrarme precios desorbitados, aportándome en ocasiones mucho más que otros maestros “más importantes”.
Me he dado cuenta que hay veces que aprendo mucho más de personas  que te enseñan sin ellas pretenderlo. Dándote consejos, ofreciéndote una sanación, o simplemente tomándote un té y compartiendo con ellas unas cuantas anécdotas.
He aprendido de gente más mayor que yo, pero también de gente más pequeña, pues ahora los niños nacen sabiendo, y me parece alucinante la manera que tienen de compartir su saber, porque están deseosos de hacerlo.
El saber. . .Hoy en día el saber no ocupa lugar. . . ¡Pero hay que ver lo que cuesta!
Ahora te cuesta más dinero aprender que acudir a una terapia, y al paso que vamos, al final tendremos que pagarnos un terapeuta para superar el trauma que nos ha causado el precio de nuestra educación.
Seremos pobres, pero cultos. . . Bueno, pues ahora ni eso, seremos pobres, incultos y tendremos que vivir de los pocos terapeutas dispuestos a ayudarnos por un precio justo,(no estoy diciendo ni mucho menos que regalen su trabajo). Terapeutas que NOS ENSEÑEN A VIVIR, A LUCHAR, A SER NOSOTROS MISMOS, A AYUDARNOS Y A ENSEÑAR A OTROS.
Sueño con un mañana en que todos lleguemos a darlo todo por nada, porque siempre estaremos surtidos por la caridad y la hermandad del que tenemos al lado sin esperar nada a cambio, porque sencillamente estaremos encantados de ofrecer lo que sea a un hermano.
Todavía estamos en ello. Estamos encaminados hacia ese futuro, pero hasta que no desaparezca la avaricia de la tierra. . . por favor, QUE ALGUIEN NOS ENSEÑE A ERRADICARLA SIN PAGAR UN DURO.

Amrit Nam Kaur